9/29/2016

Venganza


A los niños y niñas del mundo
victimas inocentes del odio
y a los padres, que impotentes, 
lloran sobre sus cuerpos.


Hoy juré a mi convenir la cruel venganza,
en mi mente conturbada en estupor,
sigiloso cual requiere la acechanza,
muerto el hijo ha de morir el hacedor.

Recostado del asfalto así sus manos,
acopiando en mi recuerdo aquel instante,
he jurado ante su madre y sus hermanos
sepultar en mustio lecho al agraviante.

Te lo juro por el Dios de mis ancestros,
por la bala que en tu cuerpo se te halló,
por tu madre, tus hermanos, por los nuestros,
hoy se muere tu asesino o muero yo.


Autor: Manuel Bastidas Mora /Venezuela
Copyright ©/Todos los derechos reservados


  

Mi Interrogante (soneto)


Sombra triste de una luz difuminada
por el viejo maderamen del postigo,
que me explique del porqué sueño contigo,
si los años se han volcado en desbandada.

Tras tu puerta una pared nace adosada,
como llaga purulenta del serpigo,
ha de ser porque me sientes tu enemigo
o la pena de mi amor yace arraigada.

En la falsa percepción de ser tu dueño,
he rondado en tu portal cual ser errante
que apacigua su aflicción en la impaciencia.

No he pedido al maderamen tu presencia,
solo pido despejar la interrogante,
del porqué pasan los años y te sueño.



Autor: Manuel Bastidas Mora /Venezuela
Copyright ©/Todos los derechos reservados


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9/25/2016

Mi amada de ensueño (Glosando a Amado Nervo)





Todo en ella encantaba, todo en ella atraía
Su mirada, su gesto, su sonrisa, su andar
El ingenio de Francia de su boca fluía
Era llena de gracia como el Ave María
¡Quien la vio, no la pudo ya jamás olvidar! 
AMADO NERVO​ 


Mi amada de ensueño de blanco vestía,
la tarde de marzo que la vi pasar,
y como el aroma de dulce azahar,
todo en ella encantaba, todo en ella atraía. 

Sus cálidos besos quise imaginar
y probar sus labios en mi fantasía,
sentir un instante que toda era mía,
su mirada, su gesto, su sonrisa, su andar. 

El suave delirio a mi mente venía,
supe que ya nunca la podría olvidar,
pues como la espuma fluye de la mar,
el ingenio de Francia de su boca fluía.

No dije palabras porque no podía,
al verla tan cerca sentí desmayar,
el sol con sus rayos la hacía iluminar,
era llena de gracia como el Avemaría. 

Siguió su camino, no quiso voltear,
supe que ya nunca jamás la vería,
olvidarla menos, no la olvidaría, 
¡Quien la vio, no la pudo ya jamás olvidar! 



Autor: Manuel Bastidas Mora /Venezuela
Copyright ©/Todos los derechos reservados


 

Versos Negros (IV)



Gimen almas desgraciadas,
lloran sus cuerpos mortales,
y entre estepas infernales
se alzan sombras nacaradas.

Almas cargan sus pecados
buscando arrepentimiento,
más dolor, más sufrimiento,
tantos siglos, demasiados.

Mi desterrada alma pena
cargando con sus pesares,
entre avernos, entre mares,
mares negros, negra arena.

Infausto fue mi pasado,
cual mi suplicio presente,
y en el suicidio aplaciente
vi mi camino allanado.

Tu burla fue mi sentencia,
la condena de mis años,
en sepulcro mis rescaños
y en el orco mi conciencia.

Azrael parte del cielo
con su presagio de muerte,
marca tu ominosa suerte
y con presteza alza el vuelo.

Corta la vida el pecado,
larga, tan larga la muerte.


Autor: Manuel Bastidas Mora /Venezuela
Copyright ©/Todos los derechos reservados


 



Insomnio (soneto)




Me trastorna esta pasión que aguarda inerte,
si me duermo es tan igual no haber dormido
y mi lerdo corazón guarda un latido
para el trágico final, la mustia muerte.

En mi absurda adjuración porque despierte,
el insomnio es el satán inmerecido,
la inconsciencia un vasto infierno en que coincido
con las ansias de extirpar mi aciaga suerte.

No merece un corazón cruzar las sombras,
al compás que infausta ausencia le avecina
por orillas del abismo en que perece;

pero insomne oye tu voz cuando le nombras,
hace un fardo de dolor y se encamina
al abismo del adiós en que fenece.




Autor: Manuel Bastidas Mora/Venezuela
Copyright ©/Todos los derechos reservados

 

9/18/2016

Carta de ausencia



"Aunque nuestra separación me llegó hasta el corazón,
aún vive en mi interior
como si nunca hubiésemos estado separados"
BOB DYLAN



Se frustra la esperanza
con el pasar del tiempo,
todo ha sido tan raudo
que siento que te tengo
y en el momento mismo
pareces un recuerdo.

Recuerdo el primer día
que se rompió el silencio,
tu cabello dorado,
tu voz con dulce acento,
refulgencia en tus ojos,
dulzura en movimiento.

Movimiento sublime
como el compás del tiempo,
inquieta tu mirada,
tus labios tan ingenuos,
un cuerpo tan exacto,
un cuerpo tan perfecto.

Añoro tu fragancia
y tu divino aliento,
tus senos son maná
de dioses alimento,
no pierdas vida mía
tus nobles sentimientos.

¿Que he de pedirte vida
para seguir viviendo?
Señor Dios puro y santo
detén este momento,
que no llegue el mañana
si mañana te pierdo.

Igual le pediría 
al Dios que está en los cielos
que me recuerdes siempre
si tenerte no puedo,
que se unan nuestros cuerpos,
que pienses un momento,
que hagamos el amor
en un lugar desierto,
que el tiempo se haga extenso
en el fragor del sexo,
plasmar por un instante
mis labios en tus besos,
llenarte de emociones
y darte cuanto tengo,
que exhales un gemido
de tu sudor sediento,
que no cierres los ojos
al cabalgar tu cuerpo,
que siempre esté presente
en tus noches de invierno... 

¡Que guardes el secreto
que escribo en estos versos!



Autor: Manuel Bastidas Mora (Venezuela)
  Copyright© Todos los Derechos Reservados






















9/17/2016

El Quijote del Sur (Glosa)



Bajo el ardiente luminar del trópico,
como el hidalgo Caballero Andante,
jinete en ilusorio rocinante,
sueña don Ñuflo con un pais utópico.
JAVIER DEL GRANADO

Vistióse el don de la hacienda, con prenda
del andaluz cabalgante, no es tópico
que en estos sures calientes, la gente
cubra su cuerpo en metales, y aliente
a que un mozo regordete le atienda
bajo el ardiente luminar del trópico.

Dirigióse hacia el espejo y perplejo
se admiró de su semblante elegante,
hizo pasear por su testa, infesta,
su doncella Dulcinea, la honesta,
imaginóse en cortejo aquel viejo
como el hidalgo Caballero Andante.

Encaminóse pesado y cansado
pero a paso petulante, arrogante,
hacia el patio del ordeño y en sueño
vio tan brioso un burriquillo cenceño
que de corcel ha tomado y montado,
jinete en ilusorio rocinante.

Volvióse el cuerpo agotado, diezmado,
de aquel sueño psicotrópico, hipnótico,
y en su hamaca urdió otra fiesta, compuesta
de otros sueños y pensares, la siesta
ya poco que ha terminado y sentado
sueña don Ñuflo con un *pais utópico.

* "Pais" escrito sin acento 
según pronunciación local


Autor: Manuel Bastidas Mora (Venezuela)
  Copyright© Todos los Derechos Reservados


 

Nuestra primera canción



De nuestro primer encuentro
debe salir la canción
sublime como la llama
profunda de nuestro amor.

Es nuestro primer desnudo,
me invade la tentación,
sublime como la llama
desnuda de tu pasión.

Es nuestro primer encuentro,
nuestra primera canción,
es nuestro primer te quiero,
desnudos solos tu y yo.

Solos tu y yo… 
en nuestro primer encuentro
desnudo de la pasión,
solos tu y yo…

Buscas abrigo en mi pecho,
temblando dices que no,
que no pare de besarte,
que venció la tentación.

Y con el mágico acento,
de un gemido de dolor,
nació una gota de sangre
con forma de corazón.

De nuestro primer encuentro
se escribió nuestra canción
sublime como una llama
con forma de corazón.


Autor: Manuel Bastidas Mora (Venezuela)
  Copyright© Todos los Derechos Reservados

La cancion de un ayer


(Inspirada en la melodía de la canción "Los Sonidos del Silencio" de Simón & Garfunkel)

Ya no podemos amar
como amábamos ayer,
ya no podemos amarnos más
y aunque duela lo has de comprender,
ya no puedes
y ya no puedo volver,
sobre el mar,
pero diré: ¡Te amo!

Cenizas quedan del amor
que en la hoguera se quemó
y en la playa el polvo se vertió
contra el viento que lo diluyó,
no quisimos 
y aun así todo pasó,
se perdió,
pero diré: ¡Te amo!.

Hay dos luces cerca al mar
y en el mar hay un corcel
de esperanzas que se llevará
las cenizas del amor de ayer,
a lo eterno,
donde se pueda encender
nuestro amor
y me dirás: !¡Te amo!.

Nos volveremos a amar
como amábamos ayer,
los errores han pasado ya
y de todo nos quedó el saber
que hoy te amo
y que tú me amas como ayer
y eternamente
nos diremos: ¡Te amo!.​


Autor: Manuel Bastidas Mora /Venezuela
Copyright ©/Todos los derechos reservados


Mi Dios: ¡Pudiste darme otra salida!



En tu memoria
“Quijadita de princesa”
24/01/34 – 26/03/15 




El cielo me negó la despedida
y aquel último adiós no pude darte,
dormiste sin pensar en despertarte,
mi Dios: ¡Pudiste darme otra salida!

Tan honda madrecita fue la herida,
tan corta fue la vida para amarte,
no bastará morir para olvidarte,
mi Dios: ¡Pudiste darme otra salida!

Si fue tu decisión alzar el vuelo
o acaso fue el designio de mi Dios,
elevo esta plegaria ante los dos:

¡Que tu alma madrecita esté en el cielo,
que sirva tu recuerdo a mi consuelo
y en sueños me despidas con tu adiós!

Mi Dios: ¡Pudiste darme otra salida!​




Autor: Manuel Bastidas Mora /Venezuela
Copyright ©/Todos los derechos reservados



9/16/2016

Versos Negros (III)



El arcángel alza el vuelo,
su hoz brilla en la oscuridad,
no es su culpa mi maldad,
busco las puertas del cielo.

Mas han cerrado por duelo
y vuelve mi alma a la tierra,
mi sangre muerta se aferra
como la vid al majuelo.

Es mi cadáver tan frío
cual nevisca del invierno,
por tal busco en el averno
el negro calor que ansío.

Azrael encara el alma
de los que impetran condena,
tanto tarda expiar mi pena
que voy perdiendo la calma.

Mi lar yace en el infierno,
para mí no existe el cielo.



Autor: Manuel Bastidas Mora /Venezuela
Copyright ©/Todos los derechos reservados


Sombras de Barcellas (soneto)



Hoy nuestro adiós decides, mi amor, y te confieso
que dejo tu aposento desecho y desolado,
he de iniciar el viaje del que ya no hay regreso
llevando en mi bagaje todo cuanto me has dado:

Puñales en mi pecho de aquel perdón negado,
cual yertas las espinas hincadas en el hueso
y en mis ojos las huellas del llanto apaciguado
por el dulzor amargo de aquel último beso.

En la estación de trenes se anuncia mi partida
y abordo soledades que amainan ilusiones,
cruzando derroteros que han de borrar mis huellas.

Un tren sin esperanza, sin rumbo, sin salida,
divaga entre los rieles cubiertos de rispiones
bajo grotescas sombras de unas viejas barcellas.​



Autor: Manuel Bastidas Mora /Venezuela
Copyright ©/Todos los derechos reservados



9/15/2016

Veinte estrofas para una flor


I
Bella flor esplendorosa
jardín de mi ensoñación,
es tu aroma de pasión
el manantial de una diosa.

II
Diosa que inspira las penas
de un mortal enamorado,
dulce color nacarado
envidia del Azucena.

III
Azucena y lis germinan
puestas de cara hacia el sol,
la Ixora y el Girasol
por tu belleza declinan.

IV
Declinan avergonzados,
no se pueden comparar,
aroma del azahar
son tus pétalos rosados.

V
Rosados como tus pies
son tus labios encendidos,
ante ellos quedan rendidos
el Abedul y el Ciprés.

VI
Ciprés crece en el camino
robando luz a las rosas,
son tus manos primorosas
la ilusión de mi destino.

VII
Destino del caminante:
lograr el sueño anhelado,
eres Jazmín azulado,
tú Violeta, yo tu amante.

VIII
Amante por ser mi amor
no por ser la de segunda,
soy la tierra vagabunda
donde ha de nacer tú flor.

IX
Flor que estás en el capullo
con pétalos mil colores,
te ruego: no te enamores
hasta que pueda ser tuyo.

X
Tuyo hasta más no poder,
hasta que la vida quiera,
la Gladiola lisonjera
se embriaga con tu querer.

XI
Querer y ser son dos verbos
de la prosa que engalana,
eres suave cual la grama
en que retozan los ciervos.

XII
Ciervos vienen tras de ti
arramblados por los celos,
mejillas de terciopelo
y perfume de alhelí.

XIII
Alhelí de mi señor
tan selecto como tú,
Amapola del Perú
donde posa el Ruiseñor.

XIV
Ruiseñor que en la penumbra
huele el néctar embriagante
a Clavel Rojo radiante
de tu piel que lo deslumbra.

XV
Deslumbra por caridad
mi alma llena de amor,
dame una esperanza Flor
de amarte con libertad.

XVI
Libertad quiero perderte
en los brazos de mi amada,
Preciosa Lila Estrellada
siempre he querido tenerte.

XVII
Tenerte y hacerte mía,
esa ha de ser mi condena,
serás Dalia de mis penas,
mi pasión y mi alegría.

XVIII
Alegría irreverente,
jurando su amor eterno,
un sentimiento tan tierno
que hace temer al valiente.

XIX
Valiente es el sol de oriente
que hace crecer la esperanza,
la luna con su añoranza
tiene cuatro horas, él veinte.

XX
Veinte estrofas a una flor,
las compuse para ti,
te suplico: ¡dime sí!
al declararte mi amor.


Autor: Manuel Bastidas Mora /Venezuela
Copyright ©/Todos los derechos reservados




Psicopatía



"Yo soy la proyección de la mentira en que vives, 
júzgame y senténciame 
pero siempre estaré viviendo en ti"
CHARLES MANSON



Si oscuras decisiones he tomado
será porque he vivido en el suspenso,
de ser adicto infame al desenfado,
porque primero actúo, luego pienso.

En miles ocasiones he acertado
y en otras tantas miles fallo y sigo,
si solo con vivir es demasiado,
no piensen bendecir lo que maldigo.

Son tantos los momentos que he llorado
que enrumbo el sutil beso de la muerte
desde los nubarrones del pasado
hacia el presente negro de mi suerte.

En tanto que una risa me he guardado
hasta que el psiquis criminal despierte.


Autor: Manuel Bastidas Mora /Venezuela
Copyright ©/Todos los derechos reservados


Versos Negros (II)



Divago por lontananza
retazos de vida vana,
perdí la fe en el mañana
derrumbado en añoranza.

La vida por cruel venganza
me cruzó negros caminos,
sucumbí en mil desatinos,
fue mi paga malandanza.

Hoy que vago en espesuras
rememoro mi vivencia,
solo recuerdos de ausencia,
lágrimas y sepulturas.

Mi alma vagante reposa
cuando visitan mi tumba,
y una lágrima retumba
al perecer en la loza.

Tres lágrimas y tres rosas,
mi madre y mis dos pequeños,
flor de pétalos risueños,
llanto de almas bondadosas.

¡Proteja Dios mis dos hijos!;
¡resigne a mi anciana madre!



Autor: Manuel Bastidas Mora /Venezuela
Copyright ©/Todos los derechos reservados


 

Falso Infinito (soneto)



Si he brindado en el gris cáliz infinito
del dosel acrisolado en tu tatuaje,
ha de ser porque a mi piel no me limito
o el amor se decolora en tu lenguaje.

Si he cargado rencoroso el equipaje
con bocetos que un voraz calco dibuja,
ha de ser que emprendo solo un largo viaje
o la dermis de mi piel parte la aguja.

En mi pecho he de tatuarme un ser salvaje
que apaciente mil demonios en paniego,
con el cáliz de piel gris hecho serraje

y el crisol de tu dosel dispuesto al fuego;
la infinita falsedad de tu tatuaje
amerita ser tapiada en el jalbego.



Autor: Manuel Bastidas Mora /Venezuela
Copyright ©/Todos los derechos reservados