11/06/2016

El Apóstol me inspiró



Yo soy un hombre sincero
de donde crece la palma
y antes de morirme quiero
echar mis versos del alma
JOSE MARTI


El apóstol me inspiró
a escribir lo que yo quiero,
soy latino y como vos
yo soy un hombre sincero.

Por mi fe en el socialismo
no quiero perder la calma,
Cuba tierra de heroísmo,
de donde crece la palma.

La fe en la revolución
al débil hace hombre fiero
al defender su nación,
y antes de morirme quiero;

ver un nuevo amanecer,
rayos de sol tras el alba,
sentir su fuerza y poder
echar mis versos del alma.



Autor: Manuel Bastidas Mora /Venezuela
Copyright ©/Todos los derechos reservados


Confesión




In memorian...
Manuel Marulanda Vélez

En la noche agonizante,
viejo, volví a mi pasado,
ya mi suerte estaba echada,
la muerte me había llamado,
lúcido de entendimiento,
de mi hamaca recostado,
acompañado del pueblo 
y compañeros alzados,
camaradas guerrilleros
siempre han estado a mi lado,
compartiendo mí destino,
ser rebelde y ser soldado.

Vestido de verde oliva
y con mis botas calzado,
vi el entorno del ambiente
que Dios me había deparado:
sobre una mesa un retrato
de Jesús crucificado,
sobre un catre mi fusil
y mi bandera debajo, 
sobre una silla dos libros,
viejos y destartalados,
uno de Pablo Neruda,
otro de autor olvidado.

Un padre entró al campamento,
no sé quien lo había llamado,
después de hacerme la cruz
me preguntó cabizbajo,
que si quería confesarme
era el momento indicado,
le dije: si padrecito,
ya me siento preparado,
aunque no crea en usted,
ni en su iglesia ni en sus santos,
hoy yo me confieso padre,
hoy confieso que he pecado.

No le hago esta confesión
pretendiendo ser salvado,
quiero contarle la historia
que quizá nunca he contado,
de la lucha socialista
que es para ustedes pecado,
que es el mismo cristianismo;
fue Cristo el primer alzado,
y aunque murió en una cruz
nunca se vendió al tirano,
nunca dobló sus rodillas
ante el imperio romano.

Si predicar la justicia
lo hizo revolucionario,
hemos seguido su ejemplo,
Cristo está de nuestro lado,
nos acompaña en las luchas,
va en nuestros pechos colgado,
sentimos que está presente
al ver a nuestros hermanos
sin un rancho, sin sustento
por el patrón explotados,
sin más vida que la muerte,
sin futuro y sin pasado.

Mi primer pecado padre
fue nacer pobre en el campo,
no conocer de las letras,
trabajar esclavizado,
por un plato de comida,
por unos pocos centavos,
que los pagué por las deudas
contraídas con mi amo,
trabajar de día y de noche
por tan mísero salario,
doblar el lomo ante el rico,
a diario al trato inhumano.

¿Cómo tener esperanzas
de ir a la escuela a caballo,
de estudiar, de ser doctor,
ser dueño de mi rebaño,
cultivar mi propia tierra, 
tener familia y un rancho?, 
¿Qué esperanza tiene el preso
cuando ha sido condenado?,
¿Qué esperanza tiene el hijo
si nació de padre esclavo?,
joven y sin esperanzas
me fui haciendo desgraciado.

Segundo pecado, padre,
fue el haberme enamorado
de la hija de mi patrón
olvidando ser su esclavo,
y sin ver mi condición
amor eterno juramos,
quise sellar esta unión
corriendo a pedir su mano,
obteniendo por respuesta
mi cuerpo molido a palos
y mis trapos al camino
donde herido me arrojaron.

Mi tercer pecado, padre,
creo que fue ser educado,
ir al aula en las montañas
junto a los que me curaron,
fue cultivar en mi mente
la igualdad de mis hermanos,
ver la justicia social
como el anhelo soñado,
que usted y yo siendo iguales
nos estrechemos las manos,
para esto vestí de verde,
considérelo un pecado.

Mi cuarto pecado ha sido
luchar contra los tiranos,
porque para ser iguales
no se pelea con las manos,
se defienden ideales
con el fusil empuñado,
he pecado por matar
a los mismos que han matado
con el hambre y la deshonra
a nuestros propios hermanos,
pusimos ambas mejillas
y en ambas fuimos golpeados.

He pecado por el pueblo,
por defenderlo he pecado, 
si es pecado defenderse
no es igual lo que pensamos,
hemos jurado ante Dios
no ser más nunca explotados,
la lucha es contra el patrón,
no contra el proletariado,
entre pecados y sueños
el combate hemos trazado,
los sueños son realidad,
si en realidad trabajamos.

Así como empuño un arma
tomo un lápiz en mis manos,
educamos a los niños,
pobres y desamparados,
ayudamos al enfermo,
al inválido, al anciano,
la madre desprotegida,
que su vientre fue preñado,
al obrero que por hambre
lleva su lomo doblado,
al campesino sin tierra,
aquel que nunca ha heredado.

Antes de aceptar sus óleos
prefiero un niño a mi lado,
comprobar en su sonrisa
que mi lucha no fue en vano,
prefiero ver una madre
y a su bebé amamantado,
porque a fin de cuentas padre,
los hombres mueren a diario,
mas nunca mueren las obras
de los revolucionarios.

Hoy yo muero pero entienda
que ese bebé amamantado
crecerá siendo rebelde
con su fusil empuñado,
que ese niño que sonríe
soy yo mismo reencarnado.

Perdone lo que usted quiera,
pero nunca mis pecados.



Autor: Manuel Bastidas Mora /Venezuela
Copyright ©/Todos los derechos reservados



10/30/2016

Onceavo Mandamiento (soneto)


En los Jardines del Chandor reposan
las almas de los justos pecadores,
profanos, que entregaron sus amores
a falsos cuerpos que en su mente endiosan.

Divagan en recuerdos que no gozan,
rociando con sus lágrimas las flores,
y de momento callan sus dolores
y en otros tantos gritan y retozan.

Jardines del Chandor: un monumento
que aguarda por las almas que han amado;
sin detenerse en el porqué y el quién.

Dios cobra por violar su mandamiento,
castiga con la muerte aquel pecado
y troca por chandores el Edén.


Autor: Manuel Bastidas Mora /Venezuela
Copyright ©/Todos los derechos reservados






OBSERVACIONES:
Este soneto basa en un mandamiento inexistente, ficticio, apócrifo, que va en contra de los principios doctrinarios de la fe cristiana y que por tal no forma parte de la posición religiosa del autor ni pretende herir susceptibilidades de quienes como yo profesan la fe de Dios y sus mandamientos universales. Tomo para mí la válida libertad que me asiste de expresar ideas de cualquier tema, forma o tipo, bajo la norma del respeto a los demás y la posibilidad que le asiste a estos de compartir o no mis opiniones.

Festival de poetas en el cielo



A la memoria inmortal
de nuestros poetas hispanos fallecidos,
!Dios los tenga en su gloria!
El cielo en algarabía
abre paso al festival,
e inician el recital
dos seres de antología,

mas cometen la imprudencia,
no hacen su presentación,
y Trigueros de León
interviene con decencia:

¡Discúlpenme por favor,
faltó que se presentara,
la Guitarra es Víctor Jara
y Eusebio el declamador!,

¡recitarán las canciones
del romancero chileno!
dice Neruda: ¡Bien bueno¡
y estallan las emociones.

Tras aplausos garladores
le toca el turno a Gabino,
el payador argentino
de las décimas de amores.

Saludan los colombianos
José Asunción y Escalona,
brindan con ron de vinola,
entre estrechones de manos.

Venezuela se destaca
al son de Andrés y Enriqueta,
joropo que al viento aprieta,
con arpa, cuatro y maraca.

Y así; entre abrazos fraternos
llega el verso más complejo,
recitan Granda y Vallejo
entre “los dados eternos”

Y Yolanda Bedregal
le obsequia a Jorge Carrera
de su Bolivia una estera
y de Ecuador un Turpial.

Benedetti y doña Pla,
(uruguayo y paraguaya)
comen dulce de papaya,
mientras hablan de hermandad.

Angelina ante la ausencia
de Rigoberto paredes,
le dice: ¡Ven, no te quedes,
recitemos “Penitencia”!

¡Yo vengo de Costa Rica!,
dice Acuña Zeledón,
mientras Mariano Lebrón
le abraza y le gratifica.

Llegan Pablo Antonio Cuadra,
Joaquín y Rubén Darío,
quieren declamar en trío
“Poemas a Nicaragua”

De México llegan más,
Sor Juana Inés y Alejandro,
nos complacen entonando
poemas de Octavio Paz.

¡Panamá viene a contar!,
(dice Hersilia con cariño)
¡un cuento para los niños
en voz del gran Escobar!

Muñoz Rivera entre tantos,
le abre paso a “Las Campanas”
y le dedica “Retamas”
a la isla de sus encantos.

¡Cierra Cuba porque sí!,
(grita Guillén de emoción)
declama: “El Negro Bembón”
y cede el puesto a Martí.

Dice Martí entre estribillos:
¡A todos ustedes quiero
porque soy hombre sincero
y escribo versos sencillos!,

¡Regresando de Mayorca
pasé por Fuente Vaqueros,
es un honor compañeros,
presentar a García Lorca!,

¡Y que no cierren el cielo
porque escucharlo provoca,
al festival se convoca,
nadie se ha muerto y no hay duelo!


Autor: Manuel Bastidas Mora /Venezuela
Copyright ©/Todos los derechos reservados






POETAS MENCIONADOS:

EL SALVADOR
Trigueros de León (Ricardo Trigueros de León)
CHILE
Víctor Jaja
Eusebio (Eusebio Lillo)
Neruda (Pablo Neruda)
ARGENTINA
Gabino (Gabino Ezeiza)
COLOMBIA
José Asunción (José Asunción Silva)
Escalona (Rafael Escalona)
VENEZUELA
Andrés (Andrés Eloy Blanco)
Enriqueta (Enriqueta Arvelo Larriva)
PERU
Granda (Chabuca Granda)
Vallejos (César Vallejos)
BOLIVIA
Yolanda Bedregal (Yolanda Bedregal de Cónitzer)
ECUADOR
Jorge Carrera (Jorge Carrera Andrade)
URUGUAY
Benedetti (Mario Benedetti)
PARAGUAY
Doña Pla (Josefina Pla)
GUATEMALA
Angelina (María Angelina Acuña)
HONDURAS
Rigoberto Paredes
COSTA RICA
Acuña Zeledón (José Basileo Acuña Zeledón)
REPUBLICA DOMINICANA
Mariano Lebrón (Mariano Lebrón Saviñón)
NICARAGUA
Pablo Antonio Cuadra
Joaquín (Joaquín Pasos)
Rubén Darío
MEXICO
Sor Juana Inés (Sor Juana Inés de la Cruz)
Alejandro (Alejandro Aura)
Octavio Paz
PANAMA
Hersilia (Hersilia Ramos de Argote)
Escobar (Federico Escobar)
PUERTO RICO
Muñoz Rivera (Luis Muñoz Rivera)
CUBA
Guillén (Nicolás Guillén)
Martí (El Apóstol José Martí)
ESPAÑA
García Lorca (Federico García Lorca)

10/24/2016

Alondra (soneto)


La noble alondra que vuela al nido,
surcando el aire soberbia y plena,
obra a favor de llevar la pena
que me depara el amor perdido.

Quizás alondra yo haya podido
vengar el daño empero me frena
rememorar que fue un alma buena,
su craso error fue haberme querido.

Mi fiel alondra surca los cielos,
que el sol ya vuelca en el horizonte,
cruza deprisa este cruel barbecho.

Antes que llegues a tus polluelos,
lanza mi pena hacia el piedemonte
y sin pesares torna a tu lecho.


Autor: Manuel Bastidas Mora /Venezuela
Copyright ©/Todos los derechos reservados





10/22/2016

Yo te quiero Simón, y te recuerdo.



Al Libertador








Yo te quiero Simón, y te recuerdo
desde la historia mágica de mi primer cuaderno,
en que dibujé tu rostro semejante a mi maestro,
con mi creyón de pobre, gastado por el tiempo,
en aquella escuelita de barrio
con aroma a pueblo.

Así te dibujé, con aroma de pueblo,
Te dibujé Simón con el creyón del tiempo,
en la escuelita de barrio,
en mi primer cuaderno.

Yo te quiero Simón, y te recuerdo.




Autor: Manuel Bastidas Mora /Venezuela
Copyright ©/Todos los derechos reservados


                                                                                                          

Dos tesoros (poema ingenuo)


Qué tesoros tan preciosos
me aguardan detrás del mar,
dos tesoros, muchas joyas,
joyas de oro infinito.
rubíes y coral.

Ya no aguanto el deseo de tenerlos,
de cubrirme con su brillo encantador,
de tomarlos de las manos
y decirles que en sus sueños
yo soy su padre sonriente,
su guardián y celador.

Qué tesoros tan preciosos,
uno es poema, otro es canción,
la canción es mi niñita,
hermosura de la vida,
el poema es mi orgullo de varón.

Qué tesoros tan preciosos
me aguardan detrás del mar,
dos tesoros, muchas joyas,
joyas de oro infinito,
rubíes y coral.


Autor: Manuel Bastidas Mora /Venezuela
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10/21/2016

Avaricia (soneto)


Las flores de aquel ramo traicionero
que viste majestuoso su elegancia,
embriaga en rancio aroma y vil fragancia
a quien se entrega a cambio de dinero.

De aquel que lo obsequió tanto difiero
como quien lo recibe y su arrogancia,
por cuanto solo buscan por ganancia
la absurda compra - venta de un "te quiero"

Por tal, si queda expuesta la codicia,
(yo puedo deducir que es tolerada)
dos ganan, uno un cuerpo y otro un ramo.

Sin besos, sin caricias, sin "te amo"
no hay riesgo de perder siquiera nada
y mucho gana el ego y la avaricia.



Autor: Manuel Bastidas Mora /Venezuela
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10/20/2016

V i v o


"Vive, alma,
a expensas de tu servidor"
William Shakespeare


Vivo del recuerdo,
del recuerdo vivo,
de un amor eterno,
de un amor perdido.

Vivo de las noches
que pasé contigo,
noches de pasión
hoy en el olvido.

Vivo de la muerte
que me ha perseguido,
del alma penando,
corazón partido.

Vivo en soledad,
en noches de frío,
en días de invierno,
consumido en vino.

Vivo de un instante
que parece un siglo,
lejos de tu amor,
con la vida en vilo.

Vivo la añoranza
de haberte querido,
seguirte queriendo
sin que estés conmigo.

Vivo del presente
sublime y divino,
de lo que heredaste,
que fueron mis hijos.

Vivo del recuerdo,
del recuerdo vivo,
de un amor eterno,
de un amor perdido.



Autor: Manuel Bastidas Mora /Venezuela
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