Que triste es la
despedida,
si despedirme no
quiero.
Me despido
camaradas,
ya voy alzando
mi vuelo,
Cuba, tierra
ensoñadora,
de poetas y
guerreros.
Patria, mi
segunda patria,
en ti no soy
extranjero,
sentí cobijo en
tu abrazo
afable, franco y
sincero.
¿Cómo hacer para
olvidarte?,
¿qué han hecho
los que se fueron?,
¿por qué se van
de su tierra
y por qué niegan
su duelo?
¿Cómo borrarte
de mí?,
¿cómo olvidar
los pioneros?,
¿cómo odiar al
socialismo
o al heroico
guerrillero?
Que triste es la
despedida,
si despedirme no
quiero.
Me despido de
Fidel,
del Ché Guevara
y Cienfuegos,
no me despido en
papel,
mi dolor nunca
lo niego.
Mi dolor se ve
en mis ojos
mientras voy
cruzando el cielo,
las lágrimas que
me brotan
no las oculto en
un velo.
Son lágrimas de tristeza,
no de miedo ante
el flagelo,
son expresión de
lamento
por no pisar más
tu suelo.
Que triste es la
despedida,
si despedirme no
quiero.
Volver, volver
algún día,
ese ha de ser mi
consuelo,
ver la tierra de
Martí
y a todos mis
compañeros.
Doy mi vida por
tu lucha,
a ella me doy
por entero,
socialismo,
patria o muerte,
esto lo
defenderemos.
El alma de me
consuela,
la pena va
sucumbiendo,
no digo adiós
camaradas,
solo les digo
hasta luego.
Que triste es la
despedida,
si despedirme no
quiero.
Autor: Manuel Bastidas Mora /Venezuela
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